domingo, 6 de agosto de 2017

Tres dimensiones del texto y de la cultura visual III


Abril, G. (2012) Tres dimensiones del texto y de la cultura visual. IC- Revista Científica de Información y comunicación, 9, Pp. 15-35. Madrid.

 
De las imágenes a los imaginarios
En la comparativa imagen-visibilidad concluimos que ambos conceptos son diferentes porque las imágenes no son necesariamente visuales. De hecho, en los textos visuales, muchas veces llamamos ‘imagen’ a elementos ajenos a lo visible o netamente invisibles.
Para saber qué es imagen, debemos saber qué no lo es. Desde el punto de vista filosófico decimos que todo es imagen, incluso lo que está fuera de nuestra mente, nuestro lenguaje y experiencia. Podemos decir que es la realidad la que contiene a la imagen. Partiendo de Berkeley (ser es ser percibido), ser es ser imaginado o imaginable. 
Katsushika Hokusai
Pero hay más, las imágenes no están solas ni se las reconoce fuera de colecciones y redes imagínicas virtuales, matrices de producción y reproducción. Éstas adhieren algún imaginario social; son parte y resultado de esos imaginarios. La naturaleza de la imagen se define, ya no en la antigua teoría de “facultades” o de la “imaginación”, sino en el reconocimiento de la función política o instituyente práctica de la imagen.
Decía Rancière (2010) que “… imagen es un elemento, dentro de un dispositivo que crea cierto sentido de realidad, cierto sentido común…” La sociedad comparte modos de percepción y participa de un sentido del sentir. Sociedad podría ser el nombre ideal para esa congregación del sentido y sensaciones que se pueden comunicar. Por ello decimos, que el cambio social puede entenderse en un cambio de imágenes. Y sería la sociedad, el dispositivo del que hablaba Rancière en su cita.
Bajo la ola
Análisis del autor de la obra ‘La gran ola de Kanagawa’, de Katsushika Hokusai (1830), basado en la aplicación de las tres dimensiones del texto y la cultura visual.

Mirada. Destaca la reconocibilidad del lugar, Kanagawa (Se hace una descripción geográfica del lugar). La mirada que se asigna, desde el punto de vista narrativo, es la del espectador del drama de los marineros desde un punto de vista proxémico. Nos introduce en medio del torbellino.
Visual. Variables plásticas y perceptivas. Se realiza una descripción cromática y de perspectivas de la obra, concluyendo el analista en que el texto supone una composición visual basada en la geometría natural y las formas fráctiles. En definitva, lo visual describe los elementos plásticos e icónicos, pero en su interpretación, empleamos conocimientos, información y elementos socioculturales para la descripción.
Imagen. Lo describe como un rico conjunto de representaciones con numerosas resonancias narrativas, morales y filosóficas. En la gran ola recortante vemos una réplica de taijitu. Un recurso visual supuestamente plástico alcanza aquí un alto sentido abstracto o conceptual, desde un punto de vista filosófico-religioso. La imagen evoca una metáfora de la pequeñez y fragilidad humana. El imaginario cultural, además, nos deja otra imagen; evoca iconográficamente la silueta de un dragón o fantasma, acorde a la tradición visual del país. 


 

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