martes, 24 de octubre de 2017

Todo lo que está pasando en el mundo tiene que ver con el miedo Parte 1

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El pasado domingo leí en el ABC una interesante entrevista al arquitecto Frank Gehry, realizada por Fredy Massad. En ella, este gran autor reflexiona sobre diversas cuestiones de interés y no sólo de su legado artístico como puede ser el Guggenheim. Me sorprendió muchísimo una de sus afirmaciones: "(...) Todo lo que está pasando en el mundo tiene que ver con el miedo, con la sensación de peligro". De inmediato recordé un ensayo que realicé hace unos años sobre un texto de Jean Pierre Dupuy que me gustaría compartir una vez más. Hoy más que nunca, estas palabras cobran sentido, sólo tenemos que observar a cualquier conflicto para entender perfectamente cómo puede influir el miedo en nuestras vidas.


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El grito de Munch
“¿Cómo se mantiene unida una sociedad?”, la pregunta abruma. Si uno es capaz de superar esta cuestión casi retórica el filósofo francés Jean Pierre Dupuy, lo asestará con otra de igual o parecido calado: “¿Por qué las crisis que la desgarran –a la sociedad- o los miedos que habitan en ella no degeneran en desórdenes generalizados o en desbandadas desenfrenadas?” Dupuy estructura un texto sobre la presencia de lazos sociales invisibles que unen a los seres humanos, en aquello conocido como comunidades, o sociedades, tribus, grupos, masas. 

Se puede asegurar que “Cuando se extiende el pánico la sociedad se disgrega, se descompone, se atomiza”, y con esta afirmación nos lleva, cerrando un círculo a la primera frase del texto. Sin embargo, hay que diferenciar en las actitudes individuales y las sociales, y este es otro escollo a tener en cuenta: El paso de unas actitudes a otras llevan irremediablemente a paradojas: “lo que se manifiesta racional en un nivel, resulta irracional en el otro”, comenta.

Dupuy cita a Edgar Alan Poe: “si no se encuentra el pánico, quizá se deba a que no se busca donde está. Quizá no logramos concebirlo porque aún somos prisioneros de su mito”. La procedencia externa del pánico se aplica en situaciones de catástrofe natural (lo ignoto genera miedos y terror), pero cuando las catástrofes son inducidas por la técnica ¿qué pasa? ¿es igual? ¿se genera un pánico? ¿ya no se trata de un fenómeno externo/desconocido?

Asociamos pánico y catástrofe como un uno indivisible y nos equivocamos al mezclar conceptos como histeria y descontrol. Por eso, por su intangibilidad, en muchas ocasiones se intenta prevenir, técnica y económicamente, el pánico, cuando se deberían derivar estos esfuerzos a prevenir lo previsible, algo que el pánico no lo es por propia definición.

Para Dupuy el pánico sirve de mediador entre la masa y los mercados. Para Freud, la masa sólo se puede construir en torno a la presencia de un líder, de un jefe paradigma del orden social. El pánico rompe ese orden. Esa circunstancia es calcada a la que se produce entre los mercados y el pánico, aunque según el autor, la teoría económica ortodoxa no ha llegado a explicar ese paso.

Dupuy usa a Freud para caracterizar tres rasgos fundamentales de la masa: principio de cohesión, de naturaleza libidinal, el punto focal de las adhesiones entre los individuos que la forman, esto es, el jefe, y los fenómenos  de contagio. El primer punto es lo que llamamos interés colectivo, que supera al egoísmo o al narcisismo, el segundo es la admiración ¿irracional? (libidinosa, de objeto) de los integrantes de la masa por su propio líder, y el tercero la facilidad de contagiarse, de parecerse, de mancharse unos de otros, de los individuos que la forman. 

Sin embargo, estas peculiaridades se alejan del otro factor cohesionador de los grupos sociales, el del mercado. Según Friedman, los libres mercados aglutinan, coordinan a millones de personas que sólo persiguen un interés propio, pero que al mismo tiempo desarrollan el papel de números en la misma serie. No hay líderes, el líder es un interés subjetivo de cada uno de los individuos. “Los intereses [económicos se supone] implican el repliegue narcisista sobre uno mismo, la ausencia de lazos pasionales basados en la rivalidad y la comparación envidiosa con los demás”, concluye Dupuy. La economía niega la masa.

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Jean-Pierre Dupuy El pánico.

Editorial GEDISA. Barcelona 1999

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